jueves, 12 de octubre de 2017

Una constante en el azar

Vicente me contaba de sus experiencias en el casino con la ruletasiempre las mismaspor probabilidad terminaba ganando pequeños montos, que no tardaba en perderA veces mencionaba el odiado cero, o las rachas pasajeras de números que se repetían, y también las docenas que no salían a tiempo para marcar la diferencia en sus bolsillosHace tres días me dijo que venía de perder bastanteEstaba por irsederrotado, sin las últimas monedas que le hubiesen alcanzado para tomarse un colectivopero se mantuvo en su asientoestudiando el historial de los números salientesbuscando algún patrón, un poco por inercia pero también para demorar la sensación de culpa que comenzaba al salir del casino con las manos vacías, y vio, justo cuando ya apartaba la vista del tablero para irse, que el 34 se repetía bastante. Se quedó vigilando ese número, y su rostro se fue tornando cada vez más atónito, hasta que no soportó más y se subió apurado un taxi. Etaxista interpretó que había ganado mucho dineroy que tenía apuro por gastarlopero cuando al llegar a su casa Vicente le pidió que no detenga el taxímetro porque necesitaba regresar al casino, que bajaba por refuerzos y ya volvíael taxista puede haber pensado para qué buscaba más dinero habiendo ganadopero luego pensó que, por el contrario, lo habrían desplumado y volvía por revancha. Al subir de nuevo al auto se lo preguntó, y Vicente dijo que que volvía por revanchacon la sonrisa de la convicción y el esfuerzo de la prudencia conque disimulaba un secreto asombro 
Llegaronpagó y sin esperar su vueltoentró apurado al casino para volver a la ruletapero ya la habían desconectado por fallas 
En un taller la ruleta fue reseteadadesarmada y vuelta a armar, y a pesar de todosiguió dando como ganador al 34; para el día siguiente ya la habían reemplazado por otrapero esa tambiéncomo si se tratara de una compleja broma de mal gusto, elegía, bola tras bola, el 34. 
El casino encontró dos opcionesquitar de sus atracciones nada menos que a la ruleta, o implementar un mecanismo secretoilegal, que le permitiese ir rotando con sigilo, con la esperanza de que eso impidiera que el 34 salga cada vezIntentaron lo segundo, sin éxito. 
En otros casinos comenzó a ocurrir lo mismocomo si se tratara de un virus: un mismo número salía ininterrumpidamente 
Lruleta ya no existe como juego de azar, en ningún casino del planeta del que se tenga noticia. Se transformó en una curiosidad, un nuevo enigma, que según el lugar geográfico donde se encuentraindica un determinado númerofenómeno que han comenzado a estudiar desde diferentes ramas del conocimiento